Cada día somos testigos de situaciones que simplemente no deberían pasar, injusticias las hay por doquier y todos deberíamos señalarlas y dar de nuestra parte por erradicarlas.
Sin embargo, la familiaridad y la costumbre de ver esas injusticias van matando poco a poco nuestro asombro y la solidaridad y empatía hacia las personas que las sufren.
Nos hemos alejado cada vez más de valores básicos y universales como la unidad, el respeto, la tolerancia, la cooperación y la justicia; el egoísmo y la indiferencia han tomado su lugar, y la siguiente fotografía y su historia son un triste y desafortunado ejemplo de ello.
La imagen fue tomada por A. J. Laberinto en Manila, Filipinas. Un bebé de escasos meses de edad se encontraba tirado, desnudo, en las escaleras de un transitado metro de la ciudad; las personas simplemente pasaban a su lado ignorándolo.
unto a la fotografía, Laberinto agregó la siguiente descripción:
“Yo estaba cerca del lugar con mi cámara en la mano. Entonces, vi al niño y me acerqué.
Estaba tirado en el piso, no muriendo; más bien, estaba profundamente dormido. Puesto que los transeúntes estaban acostumbrado a ver escenas parecidas, reaccionaron como suelen hacerlo: alejándose. Ahora, tomé las fotografías y pregunté en voz alta donde estaban los padres del niño. En ese instante, apareció una mujer desaliñada y con ropa sucia, tomó al niño y se marchó. Todo paso en cuestión de segundos”.
Apenas pocos días después del suceso, el fotógrafo volvió a encontrar al niño en la calle y le dio algo de comida. Por desgracia, la calle era el único lugar que el pequeño conocía, ahí vivía cada día y dormía cada noche atrapado en la pobreza ante la indiferencia de la gente.
Muchos diran que es normal en ese país, pero la verdad es que estamos perdiendo el corazón. Tenemos que generar consciencia.
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